miércoles, 31 de octubre de 2012

JUAN GRIS





CITAS


  • Yo escribo un manifiesto y no quiero nada, digo sin embargo ciertas cosas y estoy por principio contra los manifiestos, como también estoy contra los principios.
    • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • Yo escribo este manifiesto para mostrar que pueden ejecutarse juntas las acciones opuestas, en una sola y fresca respiración; yo estoy en contra de la acción; a favor de la continua contradicción, y también de la afirmación, no estoy ni en favor ni en contra y no lo explico porque odio el sentido común.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • Dadá no significa nada.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • La dialéctica es una máquina divertida que nos conduce de una manera banal a las opiniones que hubiéramos tenido de todas maneras.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • Nos hacen falta obras fuertes, rectas, precisas e incomprendidas para siempre.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • La moralidad es la infusión de chocolate en las venas de todos los hombres.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Manifiesto dadá, 1918.
    • Si cada quien dice lo contrario es porque tiene razón.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Proclamación sin pretensión, 1924.
    • Todo acto es un disparo de revólver cerebral.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Señor Aa el antifilósofo nos envía este manifiesto, 1924.
    • La mentira es éxtasis.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Señor Aa el antifilósofo nos envía este manifiesto, 1924.
    • Un manifiesto es una comunicación hecha al mundo entero, en la que no hay más pretensión que el descubrimiento de los medios para curar instantáneamente la sífilis política, astronómica, artística, parlamentaria, agronómica y literaria.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, II, 1924.
    • El pensamiento se hace en la boca.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, IV, 1924.
    • A priori, es decir con los ojos cerrados, Dadá sitúa antes de la acción y por encima de todo a La Duda. DADÁ duda de todo. Dadá es tatú. Todo es Dadá. Desconfíen de Dadá.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, VII, 1924.
    • Los verdaderos dadás están contra DADÁ.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, VII, 1924.
    • Dadá está en contra del futuro. Dadá está muerto. Dadá es idiota. Viva Dadá. Dadá no es una escuela literaria, aulla.
      • Fuente: Siete manifiestos dadá, Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo, XIII, 1924.


                                                                                   



     

    Para hacer un poema dadaísta


    Coja un periódico.
    Coja unas tijeras.
    Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema.
    Recorte el artículo.
    Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
    Agítela suavemente.
    Ahora saque cada recorte uno tras otro.
    Copie concienzudamente
    en el orden en que hayan salido de la bolsa.
    El poema se parecerá a usted.
    Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.






                                                                             

    martes, 30 de octubre de 2012

    EL CARTEL FARMACOMEDICO, DESDE LA CUNA A LA TUMBA


    Posted on by |

    La humanidad presente vivimos inmersos inconsciéntemente en las garras de una mafia farmacomédica organizada y subdividida en diversos cárteles que controlan y aniquilan a millones de seres humanos por diversos medios entre los que se encuentran las vacunas, las drogas psiquiátricas o la fabricación de enfermedades como el SIDA.
    Numerosas empresas farmacéuticas han sido condenadas judicialmente durante los últimos años y cada vez hay más médicos, profesionales y científicos honestos que han denunciado a la mafia que domina su sector, lo cual deja ver claramente a lo que nos enfrentamos.
    ¿Por qué hacen todo esto? ¿Qué objetivos se persiguen mediante este genocidio farmacomédico? ¿Qué opinan los médicos que salen perfectamente adoctrinados desde las universidades? ¿Se ha preguntado por qué obligan a vacunar a los niños o a administrarse quimioterapia a personas con cáncer que no la quieren?
    El siguiente videoreportaje en el que Daniel Estulin entrevista al nominado al premio Pulitzer, John Rappaport les abrirá los ojos con algunas bofetadas de realidad.
    ¿TE ATREVES A DESPERTAR?
    Desde la Sombra (E7) : La conspiración médica
    El sistema sanitario de EE.UU. mata directamente a 225.000 personas al año, lo cual constituye la tercera causa principal de muerte en el país, sólo por detrás de las enfermedades cardíacas y del cáncer. Y al mismo tiempo es el sistema más caro del mundo. ¿Quiénes son los responsables? Esta edición DESDE LA SOMBRA de Actualidad RT les ofrece las respuestas.
     

    miércoles, 24 de octubre de 2012

    ESTO


    Dicen que pretendo o miento
    En cuanto escribo. No hay tal cosa.
    Simplemente
    Siento imaginando.
    No uso las cuerdas del corazón.

    Todo cuanto sueño o pierdo,
    Que pronto cae o muere en mí,
    Es como una terraza que mira
    Hacia otra cosa más allá.
    Esa cosa me arrastra.

    Y así escribo en medio
    De las cosas no junto a mis pies,
    Libre de mi propia confusión,
    preocupado por cuanto no es.
    Sentir? Dejemos al lector sentir!




     

    EL VIENTO, EL VIENTO ALTO


    El viento, alto en su elemento
    Me hace más solo -no me estoy
    Lamentando, él se tiene que lamentar.

    Es un sonido abstracto, insondable
    venido del elusivo fin del mundo.
    Profundo es su significado.

    Me habla el todo inexistente en él,
    Cómo la virtud no es un escudo, y
    Cómo la mejor es estar en silencio.






     

    sábado, 20 de octubre de 2012

    A Trapeira de Job


     
    Isto que eu vou dizer vai parecer ridículo a muita gente.
    Mas houve um tempo em que as pessoas se lembravam, ainda, da época da infância, da primeira caneta de tinta-permanente, da primeira bicicleta, da idade adulta, das vezes em que se comia fora, do primeiro frigorífico e do primeiro televisor, do primeiro rádio, de quando tinham ido ao estrangeiro.
    Houve um tempo em que, nos lares, se aproveitava para a refeição seguinte o sobejante da refeição anterior, em que, com ovos mexidos e a carne ou peixe restante, se fazia "roupa velha". Tempos em que as camisas iam a mudar o colarinho e os punhos do avesso, assim como os casacos, e se tingia a roupa usada, tempos em que se punham meias-solas com protectores. Tempos em que ao mudar-se de sala se apagava a luz, tempos em que se guardava o "fatinho de ver a Deus e à sua Joana".
    E não era só no Portugal da mesquinhez salazarista. Na Inglaterra dos Lordes, na França dos Luíses, a regra era esta. Em 1945 passava-se fome na Europa, a guerra matara milhões e arrasara tudo quanto a selvajaria humana pode arrasar.
    Houve tempos em que se produzia o que se comia e se exportava. Em que o País tinha uma frota de marinha mercante, fábricas, vinhas, searas.
    Veio depois o admirável mundo novo do crédito. Os novos pais tinham como filhos uns pivetes tiranos, exigindo malcriadamente o último modelo de mil e um gadgets e seus consumíveis, porque os filhos dos outros também tinham. Pais que se enforcavam por carrões de brutal cilindrada para os encravarem no lodo do trânsito e mostrarem que tinham aquela extensão motorizada da sua potência genital. Passou a ser tempo de gente em que era questão de pedigree viver no condomínio fechado, e sobretudo dizê-lo, em que luxuosas revistas instigavam em couché os feios a serem bonitos, à conta de spas e de marcas, assim se visse a etiqueta, em que a beautiful people era o símbolo de status, como a língua nos cães para a sua raça.
    Foram anos em que o Campo se tornou num imenso ressort de Turismo de Habitação, as cidades uma festa permanente, entre o coktail party e a rave. Houve quem pensasse até que um dia os Serviços seriam o único emprego futuro ou com futuro.
    O país que produzia o que comíamos ficou para os labregos dos pais e primos parolos, de quem os citadinos se envergonhavam, salvo quando regressavam à cidade dos fins de semana com a mala do carro atulhada do que não lhes custara a cavar e às vezes nem obrigado.
    O país que produzia o que se podia transaccionar, esse, ficou com o operariado da ferrugem, empacotados como gado em dormitórios, e que os víamos chegar mortos de sono logo à hora de acordarem, as casas verdadeiras bombas-relógio de raiva contida, descarregada nos cônjuges, nos filhos, na idiotização que a TV tornou negócio.
    Sob o oásis dos edifícios em vidro, miragem de cristal, vivia o mundo subterrâneo de quantos aguentaram isto enquanto puderam, a sub-gente. Os intelectuais burgueses teorizavam, ganzados de alucinação, que o conceito de classes sociais tinha desaparecido. A teoria geral dos sistemas supunha que o real era apenas uma noção, a teoria da informação substituía os cavalos-força da maquinaria pelos megabytes de RAM da computação universal. Um dia os computadores tudo fariam, o Ser-Humano tornava-se um acidente no barro de um oleiro velho e tresloucado que, caído do Céu, morrera pregado a dois paus, e que julgava chamar-se Deus, confundindo-se com o seu filho e mais uma trinitária pomba.
    Às tantas, os da cidade começaram a notar que não havia portugueses a servir à mesa, porque estávamos a importar brasileiros, que não havia portugueses nas obras, porque estávamos a importar negros e eslavos.
    A chegada das lojas-dos-trezentos já era alarme de que se estava a viver de pexisbeque, mas a folia continuava. A essas sucedeu a vaga das lojas chinesas, porque já só havia para comprar «balato». Mas o festim prosseguia e à sexta-feira as filas de trânsito em Lisboa eram o caos e até ao dia quinze os táxis não tinham mãos a medir.
    Fora disto, os ricos, os muito ricos, viram chegar os novos ricos. O ganhão alentejano viu sumir o velho latifundário absentista pelo novo turista absentista com o mesmo monte mais a piscina e seus amigos, intelectuais, claro, e sempre pela reforma agrária, e vai um uísque de malte, sempre ao lado do povo, e já leu o New Yorker?
    A agiotagem financeira, essa, ululava. Viviam do tempo, exploravam o tempo, do tempo que só ao tal Deus pertencia, mas, esse, Nietzsche encontrara-o morto em Auschwitz. Veio o crédito ao consumo, a Conta-Ordenado, veio tudo quanto pudesse ser o ter sem pagar. Porque nenhum Banco quer que lhe devolvam o capital mutuado, quer é esticar ao máximo o lucro que esse capital rende.
    Aguilhoando pela publicidade enganosa os bois que somos nós todos, os Bancos instigavam à compra, ao leasing, ao renting, ao seja como for desde que tenha e já, ao cartão, ao descoberto-autorizado.
    Tudo quanto era vedeta deu a cara, sendo actor, as pernas, sendo futebolista, ou o que vocês sabem, sendo o que vocês adivinham, para aconselhar-nos a ir àquele Balcão bancário buscar dinheiro, vendermo-nos ao dinheiro, enforcarmo-nos na figueira infernal do dinheiro. Satanás ria. O Inferno começava na terra.
    Claro que os da política do poder, que vivem no pau de sebo perpétuo do fazer arrear, puxando-os pelos fundilhos, quantos treparam para o poder, querem a canalha contente. E o circo do consumo, a palhaçada do crédito servia-os. Com isso comprávamos os plasmas mamutes onde eles vendiam à noite propaganda governamental e, nos intervalos, imbelicidades e telefofocadas, que entre a oligofrenia e a debilidade mental a diferença é nula. E, contentes, cretinamente contentinhos, os portugueses tinham como tema de conversa a telenovela da noite, o jogo de futebol do dia e da noite e os comentários políticos dos "analistas" que poupavam os nossos miolos de pensarem, pensando por nós.
    Estamos nisto.
    Este fim-de-semana a Grécia pode cair. Com ela a Europa.
    Que interessa? O Império Romano já caiu também e o mundo não acabou. Nessa altura, em Bizâncio, discutia-se o sexo dos anjos. Talvez porque Deus se tivesse distraído com a questão teológica, talvez porque o Diabo tenha ganho aos dados a alma do pobre Job na sua trapeira. O Job que somos grande parte de nós.

    Eddie Vedder - Hard Sun (Into the wild soundtrack)